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Efectos del uso ineficiente del transporte en México



Como resultado del aumento en el volumen del comercio internacional de México (principalmente, explicado por el TLCAN), uno de los sectores que se ha desarrollado exitosamente dentro de la industria manufacturera; es el automotriz, que se ha concentrado en ciertas regiones y estados del país como la zona centro (Ciudad de México, Puebla), el Bajío, Nuevo León y Veracruz, entre otros. Precisamente la lejanía entre estas zonas, para efectos de venta o compra de productos terminados o semi-terminados, ha provocado un incremento considerable en los costos del transporte, aunque esto no ha impedido que el uso de vehículos para transporte de mercancías sea el más utilizado con un 61.5% del total disponible.


Consecuentemente, es común observar en las carreteras nacionales un número nutrido de tracto camiones trasladando productos a diferentes puntos del país y aunque esto pareciera un asunto trivial, no hay que perder de vista que un costo asociado a esta actividad tiene que ver con la alta emisión de contaminantes y el impacto que generan sobre el medio ambiente, en particular, el CO2. De acuerdo con el Banco Mundial (BM) y la Organización de las Naciones Unidas (ONU), es un gas que resulta de la combustión del uso de un combustible fósil, de características incoloro, denso y poco reactivo. Concretamente, es posible asociar las emisiones de CO2 al uso de vehículos convencionales, tales como camiones de transporte de personas, de mercancías, autos particulares; es decir, cualquier vehículo que utilice un combustible fósil. Sin embargo, resulta oportuno señalar que también industrias como la eléctrica y la de manufacturas también son productoras del dióxido de carbono debido a que emplean combustibles fósiles en sus procesos productivos.


De acuerdo con el reporte de 2014 de la Agencia de Protección Ambiental (EPA por sus siglas en inglés), del total de emisiones de CO2, la producción eléctrica ocupa el primer lugar con un 32% debido al uso excesivo de combustibles fósiles, enseguida aparece el transporte en general con un 28% de participación y después aparece el sector industrial con 20% respecto del total mundial. En el mismo sentido, el informe STERN en 2013 titulado The Economics of Climate Change muestra que, respecto del transporte mundial, el de mercancías es el segundo mayor emisor de CO2 siendo sólo superado por el transporte de automóviles y vans.


En cuanto a México se refiere, de acuerdo con el reporte del Registro de Emisiones y Transferencias contaminantes de México (2010) elaborado por la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), los resultados no son muy diferentes: el transporte en general produjo el 39% de las emisiones locales, seguido de la generación de energía eléctrica con 28% y por último, el sector industrial con una participación de 15%.


Por otra parte, el calentamiento global ha sido tema central de debate durante las conferencias de la COP21 celebradas en Paris en diciembre de 2015 y una inquietud permanente desde la creación del protocolo de Kyoto en 1990. Estas preocupaciones no son en vano: la elevación de la temperatura en el globo terráqueo (2 grados Celsius por año), así como el aumento en los niveles de los océanos, que ha obligado a parte de la población a desplazarse a otras regiones, ha generado altos costos en países como Francia.


Un caso particular corresponde a la Ciudad de México, que se ha visto aquejada por la gran cantidad de automóviles en circulación, lo que ha obligado a la autoridad a limitar la circulación de automóviles en ciertos días, sin embargo; a pesar de este tipo de esfuerzos, una buena parte de la población ha buscado otra forma de movilizarse, ya sea comprando un automóvil usado o bien, utilizando recientemente el servicio UBER, lo que ha generado un aumento en el gasto corriente familiar. Hoy en día, el denominado gasolinazo es un tema controversial: mientras que las autoridades han justificado su aplicación como una medida ambiental que intenta aminorar los efectos de las emisiones de gases, la población manifiesta un severo malestar porque esta política afecta severamente su poder adquisitivo. Al respecto, lo cierto es que esta medida pareciera resultar insuficiente en materia ambiental ya que la carga tributaria para este año, en el caso de la gasolina magna, es de 5.75 pesos por litro, la cual se distribuye de la siguiente manera de acuerdo con Hacienda: el IEPS federal participa con 3.18 pesos, el estatal (exento de IVA) con una cuota de 0.38 centavos y el IEPS ambiental, con apenas 0.1141 centavos.


Esta política contrasta con países tradicionalmente preocupados por el medio ambiente como Canadá, Suiza, Irlanda, donde el precio promedio de la tonelada de carbono es de 40 dólares. Además, un litro de combustible produce aproximadamente 3.5 kilogramos de carbono, lo que equivaldría a 0.84 pesos por kilogramo y un total de 2.94 pesos por litro de combustible.En suma, el gobierno mexicano precisa diseñar una estrategia ambiental eficaz que permita controlar y reducir, en la medida de lo posible, los problemas de emisión de contaminantes. De continuar así, próximamente enfrentaremos problemáticas similares a las de Beijing, donde se requieren tanques de oxígeno, y los costos en materia de salud serán tan elevados que los ingresos serán insuficientes. Por ello, es necesario tomar conciencia y hacer un uso adecuado del transporte, independientemente de la función que se le asigne.

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