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Trump, el tipo de cambio y una mirada hacia el mercado interno


La pasada elección presidencial en Estados Unidos ha marcado un parteaguas en la historia contemporánea de las relaciones comerciales entre México y Estados Unidos. Por un lado, en el vecino país del norte, el triunfo del candidato republicano pone de manifiesto el hartazgo de la clase media estadounidense por la gestión gubernamental de las élites profesionales, debido a que se consideran a sí mismos como los grandes perdedores en relación a países como México y China, bajo un contexto de creciente globalización e integración económica.


Particularmente, la percepción de este estrato de la población sobre los beneficios del TLCAN dista de ser buena. Por el contrario, consideran que el acuerdo comercial ha tenido un alto costo en términos de los empleos perdidos cuando las empresas locales se desplazaron hacia nuestro país en busca de mejores oportunidades, adoptando como bandera el argumento de la ventaja comparativa propuesta por Ricardo en 1817. Esto explica en alguna medida, además de la inclusión de otros factores de tipo social, la victoria de Trump en estados como Michigan, Ohio y Pensilvania por amplio margen respecto a su homóloga demócrata, lo que a la postre le permitirá convertirse en el Presidente número 45 en la historia de los Estados Unidos.


Entre tanto, México ha tenido que lidiar con una persistente apreciación del dólar desde hace algún tiempo. En primera instancia, esta tendencia se explica por las expectativas sobre el aumento en la tasa de interés de la FED, a consecuencia de la recuperación de la economía estadounidense experimentada desde 2011 y que se debe a factores tales como la generación de empleos, la recuperación progresiva de los salarios reales y la reducción en precios de alimentos e hidrocarburos, lo que en última instancia se reflejó en una mejora paulatina del consumo. Sin embargo, hoy en día, la apreciación cambiaria (en detrimento del peso mexicano) incorpora como otra variable explicativa al efecto Trump, que ha traído consigo una gran incertidumbre por la promesa de renegociación del TLCAN con México, además de la ralentización del crecimiento económico nacional.


Precisamente este es el punto de vinculación con el tema del fortalecimiento del mercado interno. De hecho, ante la coyuntura económica que vive México, resulta importante considerar el papel que el mercado doméstico puede desempeñar como motor del crecimiento económico, sobre todo si se toma como referencia la época del desarrollo estabilizador (1954-1970), período económico más exitoso en la trayectoria de la economía mexicana; con tasas de crecimiento promedio anual de 6 por ciento. No obstante, debe tenerse sumo cuidado al proponer esta idea, ya que no se trata bajo ningún motivo de una vuelta a la sustitución de importaciones, sino de promover la industria nacional con el propósito de tener una estructura productiva sólida que permita hacer frente a los vaivenes del exterior y al mismo tiempo, mejorar nuestra forma de inserción al mercado mundial.


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